Sunday, April 10, 2011

Que felices somos.

¡Qué felices somos, la verdad! Somos todo risas. Muertos de miedo. Haciendo pausas, haciendo malditas pausas. La música deja de sonar. El silencio es ya mortal. Oh my god, oh my god. Se va la luz, también. Pero son más tus virtudes. –No, no prendas la vela. We’ll have happy children, baby. Tarareas. Este año no tiene herederos. Que oscuro mes es enero. Enero es para los pobres, para los pobres god dammit. Aunque los tengas con otro, los nuestros siempre hubieran sido más bellos e inteligentes. Ya no me hables, pues. I know your old game, anyways. ¡Qué felices somos, la verdad! Buten Smileys –¡Carajo! No te calles que te olvido, no te calles que me olvido de mi también. No hay culpas aquí, mujer. Ya dame la voz. Di lo que quieras. Diré que te amo. Diré que también. ¿Quién dijo yo? Ahora vives en un departamento. –No, no prendas la vela. Recuerda que tendremos happy children. Sí, sí, guapos como nosotros. Pero son más sus virtudes. Párate a bailar. No sé bailar. Está oscuro, yo bailaré por ti, pero levántate y acompáñame. un, dos, tres. un, dos, tres. un, dos tres. “sin pensar que ya es muy tarde y no sé cómo quererte”. “no hay porteros ni vecinos. adentro cocktail y amor.” Ves que no fue tan difícil. Todavía acostado en la cama te sigo observando. Ciudad de amantes. Necesitaré otro traje. Estás dormida. “y todo a media luz, a media luz los dos”. Te despiertas. ¿Y los happy children?. ¿Y sus eternas virtudes?. Llega la luz. Oh my god! Oh my god!. El silencio es ya mortal. La música regresa de su mudez. Las pausas, las malditas pausas. Muertos de miedo. Somos todo risas. ¡Qué felices somos, la verdad! Good night!

Saturday, April 9, 2011

- Ves wey, yo creo que nos creemos mucho para lo que somos. Yo creo que el ser humano no es único en ningún sentido, puta madre. That’s life. Yo creo que no debería existir la palabra individuo. Los hombres no decimos casi nada y lo que decimos, lo que nos atrevemos a decir, es pura bullshit. Yo no creo que haya un dios, ni dos ni tres. Creo que nos echaron al mundo como nuestra madre nos parió: a base de lágrimas, cogidas y putazos. Pero si existe algún dios, tampoco creo que estemos hechos a su semejanza o que haya creado el universo en seis días. Yo creo que si dios existe, un día tenía ganas de cagar, se bajó el pantalón y creó el universo. Eso tiene más sentido, eso explicaría la mierda de mundo en la que vivimos.

Friday, April 8, 2011

Happy Nineties Children

Ya estoy cansado de todo este drinking and smoking weed. Quiero esnifar la felicidad de un golpe y ser como uno de esos happy nineties children o un fresón con novia yuppie que solo piensa en el sabadito para la fiesta, bailando y esnifando y dejando que la música me golpee en todo el cuerpo como martillos que trituren mis huesos. Necesito todo eso que se anuncia en la televisión, esa overwhelming joy que mis amigos parecen tener a un precio sin factura. Estoy cansado de vivir en un mundo donde si no pecas por caliente, pecas por estúpido y luego tienes que andar viendo las fat faces que todo mundo te restriega mientras te dicen frases so old fashioned que seguramente sacaron de un librito de dios o una movie noventera tipo Disney: “tan bien que ibas, no sé que te pasó” o “han de ser esas malas influencias” o “deberías ser más considerado con tus padres y los que te quieren” o “así no vas a llegar a ninguna parte”. Fuckers ¿No se darán cuenta que ya estoy en ninguna parte? Por eso estoy tan cansado de todo esto y sólo quiero esnifar la felicidad y bailar y dejar que la música me corte como navajas que desgarran mis músculos, con mi novia yuppie happy oh so happy like the nineties children.

No sé que hacer. It’s always the same shit: desvelarme hasta las cinco de la mañana, leyendo y escribiendo, tomando y smoking weed, bailando solo en el cuarto, sin esnifar felicidad ni novia yuppie para coger, cubierto del sudor mío y de otra gente que también vive cansada porque no puede esnifar de esa felicidad ni cogerse a su novia yuppie like the nineties children y tiene que afrontar diario a esa gentesilla de cuello largo que se asustan cuando nos ven en los clubs besarnos en el suelo o restregarnos los cuerpos los unos a los otros, porque sólo así encontramos una alternativa a esta felicidad esnifada y esta carencia de novias y novios yuppies que nos digan que todo va estar bien and all that shit que tanto queremos.

Estamos cansados que siempre nos vengan a restregar la misma verborrea moralista y primitiva, con sus frases de libritos de dios que dicen que eres un loser y que los snobgroundistas somos producto del pecado y de la mala vida y una pésima influencia para la sociedad, y luego nos digan que para ser felices basta con dar una esnifada y bailar, bailar como si mañana ya no existiera. Entonces lo queremos, lo queremos porque estamos cansados y porque, aceptémoslo, es un sistema tan overwhelming como tentador. Cagar y cagar más y seguir cagando hasta que te enfadas y comienzas a actuar como ellos y vestir como ellos y comer como ellos y hablar como ellos. Luego un día te das cuenta que ya piensas como ellos y entonces ¿dónde quedó el drinking y el smoking weed y el desvelarse hasta las cinco de la mañana escribiendo y leyendo? Todo por esnifar la felicidad de un solo golpe y querer ser como uno de esos ninteies children con sus novias yuppies, bailando y bailando y dejando que la música…

You know what? Forget it. Soy muy cool para eso, anyways.

Thursday, April 7, 2011

Drunkies

“A veces siento que es terrible estar atado a tanta dulzura”
Rafa Saavedra

Cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde. Ya estábamos solos. Ni siquiera nos alcanzó el tiempo para darnos un último goodbye o algo así que nos reconfortara un poco cuando, en un futuro no muy lejano (maybe tomorrow, maybe today) nos acordáramos de todo esto que nunca hicimos y de todas estas cosas que no pasaron y que nos prometimos en conversaciones todavía childish e inocentes. Ya antes nos habíamos gritado por teléfono o por el stupid chat, porque a veces éramos así, demasiado cobardes para hablarnos. Cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, ya estaba solo, no había quien compartiera conmigo ese gris estallido de consciencia.

Mientras hablábamos por última vez nos dimos cuenta que ya todo estaba allí, esperándonos en una nada atrincherada, esperando a que llegásemos nosotros, tan solos y tan tristes y tan fuckin’ tarde que ya no alcanzábamos a hacer mucho además de ver como se iba desmoronando nuestra ontogénesis de un zarpazo. Everyone was there: las redundancias, las emociones amputadas, el boredom, el cansancio, las diferencias interculturales, los inconexos desdenes de nuestras vidas alborotadas y sucias. She was bright, she was so bright, pero ni eso nos alcanzó para querer llenar un vacío que siempre hemos tenido.

De nada sirvió lo que hicimos, who are we kidding? La sonrisas que alguna vez compartimos se muestran, ahora, irónicas y burlonas, nos satirizan desde el otro lado de la ventana. It’s not a big deal, de todas maneras nunca pretendimos sacarnos un premio, apenas esbozábamos una excusa de confianza y ya estábamos pensando en que hoyo meternos. Lo malo es que gastamos aquí todo lo que nos quedaba, we ended up with nothing. Ahora ni cómo empezar otra vez. To where? For what?

Al final no cumplimos nada, no aprendimos nada. Los errores nos enseñan que allí están para caer en ellos una o diez veces, because that who we are: drunkies. Ni tú, ni yo. Al final somos dos sad souls, dos losers que nunca vamos a salir de dónde estamos. Las razones sobran, faltan o que sé yo. No aprendimos nada. Al final, sigo sin saber en donde terminaré esta noche.

Wednesday, April 6, 2011

Tijuana, my dear.

Tijuana tiene cierto encanto, algo así como shit and giggles stuff, demasiado mierda y demasiado artsy para ignorarse. Me gusta, it’s a nice place. Aunque debo confesar, cuando estaba allí no encontraba la forma de salirme de ese hoyo; esto me faltaba: largarme unos meses, echar pestaña en otro país, en otra cama y despertar viendo a Tijuana desde lejos. Sólo así pude ver que no es una ciudad tan mala y ahora hasta me gusta la cabrona. Tan llena de hipsters y snobgroundistas y sus mujeres yuppies. Lo cool de una ciudad tan crazy como Tijuana es que cabemos todos y no hay quien se ofenda demasiado, allí tenemos a Los Macuanos y a Ezequiel Ojeda, a Vis Viva y Gabriela Bojórquez, a La Chupitería y al Lugar del Nopal, a Saavedra y a Yépez, everyone fits in this shithole. Además tengo que aceptar que su vida nocturna es otro pedo, quien haya ido a pistear a otra ciudad se dará cuenta, it has a certain feeling, no sé como explicarlo, será que en Tijuana existe la fiesta como expresión cultural.

Aquí se vive sin moralismos baratos ni cristianismos primitivos, una one time ride que no espera a nadie ni hace excepciones. Tijuana es open source, es el mainstream despedazado, la cultura punk del vale vergas. Una ciudad donde todos somos friends, una frontera ultra-moderna que siempre está medio paso más adelante que sus habitantes, la diversidad en su expresión más cosmopolita. Hay que aceptarlo, Tijuana ya no es the usual business, la vida cambia y la city ha demostrado que de ella you just can’t get enough.

Tuesday, April 5, 2011

That's how business works

Así eran las cosas. Así se lo habían explicado su old fashioned family y Jonatan, el vecino jodón que sólo abría la boca para quejarse del gobierno, de los impuestos, de los gringos, de la fila o cualquier stupid thing que se le viniera a la stupid mind. Ahora no podía hacer nada, frente a él tenía a quién-sabe-quién, personaje importante de la política local or something like that. Recibiría un premio, alguna beca estudiantil (no era estudiante desde hacía ocho años) y las felicitaciones de toda aquella bola de snobs fresones que lo alababan como si en verdad fuera un gran escritor. La ceremonia se dibujaba larga y desastrosa, con ese ingrediente infaltable y obstinado que es el aburrimiento. Fake smiles here and there. Lo bueno es que comería gratis, incluso con la crisis menor que sufría la ciudad, el gobierno se había tomado el lujo de llenar la barriga de sus invitados en cada evento que organizaba y éste no era la excepción.

Después de recibir el premio se sentó en una mesa donde sólo uno lo conocía, el resto era un grupo de empresarios que probablemente no habían agarrado un libro desde que se fusilaron “Fundamentos de Economía” del uno al tres. Esa gente le caía mejor, por rica y tonta. Se pasaban la vida tomando decisiones que les permitiera ganar más dinero y el resto del mundo les íbamos y veníamos igual. Eso sí, no jodían a nadie y sí lo hacían era “por negocios” (that’s how the business works, I’m sorry baby), eran más honestos que el grupo de escritores locales que se dedicaba a lamerle los huevos en cada premiación pero, apenas salían de la ceremonia, se pasaban la vida publicando columnas o críticas despedazadoras hacia su obra, siempre escondidos en pseudónimos que no servían ni para engañar a su mother and father. Ya sabía como funcionaban estas premiaciones, su padre y su madre y su vecino Jonatan, el jodón, se lo habían explicado en diferentes etapas de su vida. Ahora sólo estaba esperando a que cortaran algún cordón o despidieran a todo el mundo para irse a reunir con sus amigos en el bar de la esquina de su casa y ponerse hasta la madre porque, después de veintinueve años, no conoce todavía una mejor forma de festejar la vida.

Monday, April 4, 2011

Cotidianeidad

Allí está, el delirio apaciguado, la llave enganchada, la lengua lerda y luminosa –llamarada ígnea, lamento tardío –, las palabras pesadas, sedosas, alargadas. Es tan innecesario cuando hablas, te sobran las letras, las notas atormentadas. Allí estás, lánguida, triste, empobrecida por los espectros del recuerdo de la cotidianeidad garrosa. Sufres, blanca, clara, sufres el sufrimiento de los abandonados, de los niños articulados entre los muros de un barrio violentado, de las hojas arcaicas. Ya la noche se acerca, ya la exactitud de tu rostro argentino, el estallido del fuego, el humeante tabaco, el licor de las ventanas –translúcidas, precisas –, ya tus manos ensangrentadas, sangre del otro, savia cárdena, vino teñido entre promesas, entre poemas azulados por la sonrisa atemporal.

Despiertas, la mañana se asoma por tus ojos, otra vez el delirio, otra vez la llave enganchada, otra vez la lengua. Todo se va repitiendo, todo oculto, todo ciego. No hay cotidianeidad que mate, no hay noche que no pase de la muerte. Mañana, ya noche, te has de morir de nuevo, oscura, silente, entre las sonrisas coralinas, entre las miradas acosadoras de los dioses que se arrellanan en el sillón de los olvidados.

Friday, April 1, 2011

La Sexta


Aquí huele a luz, a focos de neón y flúor, a sexo, a deejays paralinguisticos y biculturales. Se vende violencia en el periódico, en la televisión, en la radio. Si le pegas en la panza a tu viejo…“si las cosas no fueran como son…”

La necesidad atrinchera, it’s uncool to be preachy about drugs, sobretodo si tú las usas. Pero a veces así con las cosas, tirando la felicidad por la ventana, esa sonrisa retardada y estúpida que aloja en sus cuartos una corrupción almost famous… como la película.

Aquí huele a sex for violence, sex for money, a cerveza derramada (what a waste). Todo mundo anda en espiral de strawberry pills forever. Las aceras están llenas de un tumor robótico-electrónico-sexual, las venas palpitan. Se revuelven todos con todos y contra todos y por todos, para, sobre, debajo de. Una homogeneidad conglomerada de punkis, hipsters, nineties children, haraposos, nerdos, mangueras, poetas malditos (the good old medicine of this world), rockstars, viejas en cueros… incluso algún metalcore que viene bajando de la Madero. La cabeza se te llena por osmosis, pura mierda.

Aquí huele a olvido, a frustraciones descargadas, a alcohol, tabaco, mota, a losers buscando un follón para la noche, su one night stand para contarle a sus compas, algo que les permita encontrar por lo menos un poco de fuckin’ sense a esto de vivir en una ciudad dónde la responsabilidad no se extiende más allá de las seis de la mañana… eso si encuentras el after.


FOTO: Bar Chez - La Sexta

Se escribe mejor de noche. Se escribe mejor con la nimia luz que proyecta el refrigerador abierto. Se escribe mejor con una botella de Jameson al lado (en el suelo, justo al costado del pie de la mesa). Se escribe mejor con hambre y sin comida. Se escribe mejor cuando la espalda comienza a cosquillear ligeramente y los ojos se hinchan como esponjas. Se escribe mejor cuando una mujer te ha abandonado recientemente. Se escribe mejor cuando se extraña la patria (y no la bandera, sino los cafés de callejón, los abecedarios, las señales memorizadas, las verduras sucias, el polvo en las calles, los homeless del centro, el olor a grasa quemada, los periódicos tranza, la gentuza, los baches, los vados, el ruido, sobretodo el ruido). Se escribe mejor cuando se tiene una máquina de escribir, pero esa sí me falta.